El millón 200 mil pesos líquidos que gana al mes Roberto Reyes, residente del sector San Marcos 2000 de Talcahuano, lo destina casi en su totalidad a los gastos propios del hogar y de su familia compuesta por 4 personas: él, su esposa y sus dos hijos.
Ese monto lo desglosa de la siguiente forma, según cuenta: 390 mil pesos se le van en el dividendo; 70 mil en el jardín de la hija menor; 130 en el pago de la mensualidad de su hijo que cursa quinto básico. Entre luz, agua, gas, internet y teléfono, suma en promedio 250 mil; 200 mil en las compras para la despensa, y lo que queda para movilización, es decir, cerca de 160 mil pesos para la bencina del mes.
"Llegamos con lo justo a fin de mes, le problema es que siempre hay imprevistos, y siempre termino consiguiendo con algún familiar. Puede parecer mucho más de un millón, pero por cómo está de caro todo, se hace nada", relata el vendedor de una compañía de teléfonos de 36 años, en cuya ficha de calificación figura dentro del 60% de vulnerabilidad.
En ese mismo rango en el Registro Social de Hogares (RSH) se encuentra Romina Cáceres, también residente de dicho sector, cuya vivienda la paga actualmente con un crédito hipotecario a 30 años. "Con mi marido complementamos los sueldos, hacemos cerca de 2.5 millones. Por suerte podemos trabajar los dos, pero aún así es como para vivir simplemente, no podemos darnos grandes lujos, porque sabemos que no recibimos ningún tipo de apoyo del Estado. Todo corre por nuestra cuenta", dice la ejecutiva bancaria de 28 años de edad.
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Y por la calificación que tanto la familia de Roberto como la de Romina tienen en el RSH, ambas no pueden optar al subsidio a la energía eléctrica que otorgará el Estado (al que se puede postular entre el 1 y 14 de julio, y que en parte permitirá paliar las alzas de la luz anunciada a contar del próximo mes), pues es requisito estar en el 40% de vulnerabilidad.
"Ese es el problema, porque para el Estado ganamos mucho y no podemos acceder a ese subsidio, como a otros que se han otorgado, pero en la realidad no es así. Es algo que pasa siempre, que quienes somos calificados como clase media, debemos arreglárnosla solitos", añade Romina.
"Es cierto que hay muchas personas que ganan el mínimo y el Estado debe tenderles una mano, pero ganar 1 millón o un poco más te limita de pedir apoyos como los subsidios a la luz, y para una familia como la mía con 4 personas, es como vivir con lo justo", reitera Roberto, quien añade que "lo ideal hubiera sido que este subsidio pudiese abarcar a más familias, se pueda extender, porque es fuerte al alza que se viene y a muchos se nos va a complicar".
no queda otra
La focalización de este tipo de apoyos del Estado, como ocurrirá con el subsidio a las cuentas de la luz solo para quienes estén por debajo del 40% de vulnerabilidad, no es algo nuevo, dice la profesora del Departamento de Administración Pública y Ciencias Políticas de la Universidad de Concepción, Jeanne Simon, quien apunta que son decisiones que se adoptan a nivel de Estado para dar un buen uso a sus recursos, más allá de las diferencias o conflictos que puedan generar.
"Puede verse como algo conflictivo, porque generalmente la clase media debe pagar todo, salud, educación, en general servicios básicos con muy poca o casi nula subvención del Estado, sin embargo, pese a no estar dentro del 40% de vulnerabilidad, no es gente rica, son personas a las que igual les cuesta llegar a fin de mes", agregó.
"No obstante es claro que el Estado debe preocuparse de los recursos que va utilizando, y de acuerdo a eso va focalizado el uso de estos hacia los sectores más vulnerables, que viven cerca o bajo la línea de la pobreza; familias que de verdad les cuesta o simplemente no llegan a fin de mes, entonces por ese lado se debe pensar en darle prioridad a estas personas. Es una tensión que siempre va a existir cuando existen políticas focalizadas y no universales", dice la docente, dejando entrever que es algo propio del sistema político chileno. "Es claro que la clase media se va a sentir no considerada, no le va a gustar pagar más por un servicio como la luz, pero no le queda de otra", cerró la académica y analista de la UdeC.