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A fin de mes parte la producción del primer respirador chileno
Una carrera contrarreloj inició hace dos meses la comunidad científica nacional para lograr crear respiradores mecánicos hechos en Chile, a fin de colaborar con una red asistencial apremiada en los peores momentos de la pandemia. Y tras semanas de trabajos, la meta está ad portas de ser alcanzada.

De los 35 prototipos de equipos que fueron pensados en el país, y que fueron aunadas en la campaña “Un Respiro para Chile”, que lidera el Ministerio de Ciencia y Sofofa, ya hay dos proyectos que están en su fase final, casi listos para comenzar a producir los primeros ventiladores criollos para los hospitales.

El más avanzado es un modelo diseñado en conjunto entre la Universidad de Concepción y la empresa estatal Asmar, que la semana pasada concluyó sus pruebas en humanos y está a la espera de la llegada de insumos importados que permitan su fabricación en cantidades.

Para llegar a este estado, el prototipo debió pasar un largo camino. Primero fue sometido a pruebas de funcionamiento contínuo por varios días en la Universidad de Valparaíso para obtener su validación técnica, luego a fines de mayo la Universidad Católica lo probó en animales y a mediados de junio el Hospital J. J. Aguirre lo testeó en humanos. Su última etapa incluyó correcciones y nuevas pruebas en el Hospital Regional de Concepción, totalizando más de 60 horas de ventilación en pacientes.

“Ha sido complejo, porque se trabaja en un equipo de soporte vital y se deben evitar errores. Hay una presión con el tiempo, pero, además, una presión social”, comentó Pablo Aqueveque, académico de la U penquista que lidera el equipo de profesionales de la casa de estudios abocados al proyecto. Trabajar contra el tiempo es algo que ya habían vivido los expertos de Asmar y que el 2010 lideró la construcción de la cápsula Fénix, con la que se rescató a los 33 mineros de la mina San José. Hay otros proyectos en Valparaíso, Valdivia y Puerto Varas.

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