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Astrid Gudenschwager
No quería que el estudiar un doctorado quedara en eso o seguir en la academia.Al contrario, Astrid Gudenschwager, bióloga penquista de 33 años y dos hijos, quería darle un giro a sus conocimientos y emprender. De paso, ayudar a otros con su investigación.

Fue así como hoy continúa trabajando en entregar un aporte al combate del cáncer de mama. En su primera etapa, ya logró tener los primeros resultados positivos, a partir del estudio del musgo pompón.

“La idea para extraer sus aspectos bioactivos de este y utilizarlo para poder formular un suplemento alimenticio para un tratamiento complementario de cáncer mamario”, dice.

PARA EMPRENDER

Fue en 2017 cuando comenzó a trabajar en este proyecto con fondos Corfo y este año postulará nuevamente para continuar con la etapa siguiente, cuenta Astrid, quien estudió Biología en la UdeC e hizo un doctorado en Ciencias y Tecnología Analítica. “Cuando estaba en el doctorado empecé a trabajar con estos compuestos bioactivos que son compuestos naturales que tienen estas propiedades y beneficios para la salud. La verdad es que siempre me tincó la idea de ser independiente. Típico que haces un doctorado y la idea es trabajar en la academia, postular a proyectos de investigación, pero yo quería mezclarlo con el negocio. Así surgió empezar a postular a estos fondos Corfo que te dan este financiamiento y buscar un nicho dónde investigar o qué hacer”, relata.

Sabía que si quería ir más allá, debía ser algo impactante e innovador. Fue así como el cáncer de mamá apareció como una guía, debido a que es una de las principales causas de muerte a nivel mundial.

“Es un tema bien fuerte y que las mujeres en porcentajes muy altos, después de su menopausia se ven enfrentadas. La idea era crear una alternativa a través de tratamientos naturales para poder prevenir o potenciar los tratamientos fármaco-químicos con los que tratan la enfermedad”, detalla.

De esta manera, surgió el musgo pompón. “La idea es buscar algún tipo de matriz o planta que sea innovador o nuevo. Esa es una de las bases para hacer un negocio nuevo o un proyecto Corfo. Darle un valor agregado a algo. De repente llegué a este musgo, quise ver qué tenía. No encontré nada sobre este musgo específicamente, pero sí de otros muy similares, en otras partes del mundo. Nació la idea de que si el que teníamos en Chile podría tener algún tipo de propiedad. Ahí fue cuando lancé el nuevo proyecto Corfo que era una etapa idea que era para investigar si podía encontrar algo o alguna propiedad que tuviera el musgo para el cáncer de mama. Con el primer fondo hicimos las investigaciones preliminares para ver si tenía algún tipo de efecto”, añade.

Dio resultados muy positivos. Se logró dividir en porcentajes bastante altos y, de manera muy significativa, se logró inhibir el crecimiento de la célula de cáncer mamario.

Cuando llegó a esos resultados, relata, la inundó la felicidad. “Fue algo que yo había creado en mi cabeza no más. Entonces, típico que, cuando trabajas en ciencias, hay algo que no te va a resultar, menos a la primera. Cuando vimos los resultados, fueron muy buenos. Ahora voy a postular a la segunda etapa en marzo. La primera parte fue la extractiva. La segunda sería el secado del extracto y hacer las investigaciones en un modelo animal, para corroborar y calcular una dosis, por ejemplo en un modelo animal”.

LLEGAR A TODOS

Aportar a una enfermedad tan mortal, para Astrid es fuerte, pues, señala, “en un principio lo ves como un negocio, en una investigación que te gusta, pero luego te das cuenta que va mucho más allá. La primera vez que esto se supo, la cantidad de gente que me felicitó, que me mandó mensajes, email, fue impresionante. La gente creyó que el producto estaba listo y querían comprarlo. Mujeres con cáncer, hijos con mamás con cáncer, familiares, nietos. Ahí te das cuenta lo que significa esta enfermedad para las personas y cualquier cosa que sale en el mercado, que da mejoría o prevención, para la gente que sufre este tipo de enfermedades es esperanzador”.

Con ese panorama, la profesional espera tener pronto más novedades y aportar con un granito de arena en la salud de las mujeres. “Desde mi trabajo, sé cómo trabajo, sé cómo produzco,me encantaría sacarlo al mercado. Hay tan pocas cosas, que la gente está gastando plata en cosas que no le van a servir, cobran carísimo por un frasco, juegan con las esperanzas de las personas. Parte como una visión de trabajo, pero ahora vas a pasar a otra etapa que es el resultado final”, dice.

Añade que “el día de mañana, con resultados concretos en mano, perfectamente se podría interesar un laboratorio, una empresa grande para poder producirlo y llevarlo a la industria. Es complejo, para salir al mercado se necesitan inversores grandes, un capital importante. Es complejo. Como ya tenemos la primera parte lista, quizás es mucho más fácil buscar un inversionista, un socio, una empresa para incluirlo en el proyecto”.

Frente a este hallazgo, Astrid Gudenschwager, sentencia que todo ha sido un gran aprendizaje: “Es bueno tener la capacidad de desarrollar este tipo de cosas. Partí sin saber nada de negocios y me empecé a meter de a poco”.

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