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Dani Urrizola relata su paso por la zona de desastre en Chernóbil
A casi 14 mil kilómetros de distancia, la penquista, Daniela Urrizola confiesa: "Es la sensación más contradictoria del mundo". El sábado, la conductora de "Flor de Chile", recorrió Chernóbil y sus alrededores, donde, dice, para explica su primera oración, "el lugar está hermoso... es impactante cómo la naturaleza se tomó la ciudad. Se la comió, todo volvió a nacer".

La psicóloga de profesión, para viajar, lo hizo con la agencia Chernobyl Tours en Español, la cual lleva a los turistas a esta experiencia, la que ha sumado más curiosos luego de la serie de HBO sobre el desastre nuclear en Ucrania. "Es una empresa ucraniana que tiene la representación de los tours. No hay muchas empresas que lo hagan, son solamente dos. Pueden gestionar los permisos para la zona de exclusión. No cualquiera puede entrar. Tienen guía", explica.

El recorrido

Desde la lejana Europa, Dani detalla cómo fue el tour: "Partió el sábado, a las 7 de la mañana (…) pero todo comienza antes de llegar a Chernóbil, porque ellos (agencia) tienen que gestionarte un permiso. Te piden tu pasaporte 15 días antes. En Ucrania te gestionan un permiso, que es un código QR, que te permite entrar a cada uno de los lugares. La zona de exclusión son dos lugares, donde tienes que pasar por controles militares, dos o tres, dos veces. Es tanto de entrada como de salida. Lo mismo con los aparatos que te miden la radicación de la piel y la ropa. Por eso tienen que estar gestionados de antes. Llegas a las 7 de la mañana y ya tienen tus papeles y todas las cosas".

A las 8 de la mañana emprendió camino a Pripyat, que es la ciudad más cercana a la planta nuclear (donde se basó la serie de HBO). "Fue fundada para los trabajadores. Era una ciudad modelo y que iban a replicar en toda Unión Soviética… era como el paraíso hecho realidad. Era moderna. Era una caída no solo en términos fatales, sino que también de un imperio. Está al lado del reactor 4", comenta Urrizola.

La primera zona de control es en Chernóbil, donde le pasaron sus dosificadores y le entregaron otro que va en el cuello, que es para un estudio ucraniano que determina cuánta radiación absorbe el cuerpo durante toda la visita. "Entras a la primera zona de exclusión, que es la más lejana, que es de 30 kilómetros. Ahí está la ciudad de Chernóbil. Cuando se abre la planta, esta era la ciudad más cercana. Con los años, empiezan a fundarse otros pueblitos cercanos al lugar. Acá, dentro de todo, es una zona segura. Toda la gente que trabaja en la zona de exclusión, en la planta nuclear que sigue funcionando, viven ahí, pero solo pueden estar dos semanas y se van dos semanas. No pueden quedarse a vivir".

Fue en este sector donde entendió la dinámica y el contexto. "Las ciudades quedaron congeladas en el tiempo. Te trasladas en el tiempo de lo que era vivir en una ciudad soviética, comunista de esa época. Brígido", señala.

Tras eso, pasó a un segundo control militar. Para luego adentrarse a lo más peligroso, que son los 10 kilómetros a la redonda de la planta nuclear. "Dentro del tour puedes quedarte en algunos lugares, pero en esa zona no te puedes. Es inhabitable, puedes estar un par de horas. En la zona de los 10k caminas unos pasos y en eso se eleva el dosímetro y la radiación es cuática. Hay lugares que la radicación es tan cuática que en 4 horas te puedes morir", dice.

En su visita, conoció la ciudad militar secreta que tenían los soviéticos, que quedó al descubierto tras el desastre. Luego pasó por la planta nuclear antes de Pripyat, donde están todos los reactores: 1,2,3 y el 4 en el sarcófago. El 5 a medio construir.

"Es súper impactante, súper impactante. El lugar es como caminar en el fin del mundo, como en una película. Pero es contradictorio, caminas y dices qué lindo. Es un ciclo, todo vuelve a nacer. Hay edificios llenos de flores. Es súper loco. Hay animales salvajes, los perros son dueños del lugar. Es rara la sensación", cierra.

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